A sus 40 años de vida, el joven de raíces chilangas pero de crianza tampiqueña, hace una retrospectiva para ALTHER Magazine sobre lo que ha significado avanzar durante más de 20 años de carrera en el mundo del séptimo arte
POR: Valeria Saucedo
¿Cómo te ha ido en los Estados Unidos?
Siempre encuentro carne asada a la tampiqueña en los menús, alguna vez me tocó verla hasta en un menú de sushi, dice que hace carne asada a la tampiqueña, así que a un sushi le llamaron carne asada a la tampiqueña, pues como dicen, los mexicanos en general también tenemos esa reputación allá, somos muy queridos, yo también llevo esa área del puerto relajado, tranquilo, no me estreso, bueno, trato de no, y pues los gringos, normalmente los foráneos, responden mucho a los mexicanos precisamente por lo mismo que dices, estoy muy contento por allá, ya tengo 16 años y no hay quejas todavía.
Y Tampico sigue trayéndote de regreso…
El puerto no se sale; uno se puede salir del puerto, pero el puerto no se sale de uno.
Platica a nuestros lectores quién es Alonso Álvarez Barreda, el cineasta tampiqueño, ¿qué empieza a mover Alonso hacia ese rumbo cuando eras un joven, un adolescente?
En mi caso particular, es una pregunta que me hacen seguido en festivales, la tengo muy clara porque que yo sí tengo esa idea, yo la considero un regalo que me llegó desde muy chico, era el saber qué quería, lo veo con mis amigos, inclusive con mi hermano, de mucha gente, que no tiene nada de malo, cada quien encuentra su camino a su tiempo, pero a mí me llegó a los 12 años; a mi papá le gusta mucho el cine y siempre tenía películas de VHS en la casa, pero todos los que conocen a mi papá saben que es un personaje y tenía sus películas siempre cerradas y escondidas en el clóset, entonces yo me sabía todos sus escondites.
Un día que no estaba quería ver una película, entonces fui donde estaban los VHS escondidos detrás de su suéter pero lo malo que es que las cerraba, no las tenía abiertas.
Si las abrías se daba cuenta y el momento interesante, ahorita que lo veo de regreso, agarré esa, no sé por qué, agarre una película que se llama Sueños de Fuga, en inglés se llama The Shawshank Redemption, con Tim Robbins y Morgan Freeman, y la vi, en el momento que esa película terminó, antes no lo podía explicar, el otro día estaba pensando y creo que encontré cómo lo puedo definir. Me dio propósito, me dio esperanza, todo lo que habla en la película me lo dio, pero en mi propio mundo, en ese momento supe que quería ser director de cine, entonces para mí no era lo difícil de averiguar en mi interior qué era lo que quería como muchos chavos, que dicen no sé si quiero hacer esto, se salen de una, entran a otra.
Me dicen mis amigos: mi hija está entre modelo y dentista y es como el rango así, entonces yo nunca giré a otro lado, siempre dije: director, director de cine.
¿Nunca pensaste en la actuación? Fuiste derecho para la dirección…
A mí me llamaba mucho la atención porque se movía la cámara, porque un “push in” se siente diferente a un “pull out”, cómo se logran diferentes encuadres, qué son los lentes e interesado en cómo lograban toda esa coreografía, quién decidía. Desde los 12 años de edad sabía que el que el que ordena todas esas cosas es el director. Yo dije que quiero estar haciendo eso, y mi lucha comienza en, como lo acabas de decir, en Tampico pues no; en dónde y cuánto cuesta y qué tan difícil es entrar. Recordemos que en esos años en los 90’s, Iñárritu, Cuarón, del Toro, nadie sabe quiénes eran, y la industria del cine en México no está, no estaba ni la mitad de lo que está ahorita.
Ahora hay muchas producciones, de hecho, me voy a filmar a México casi 6 meses, pero era ¿dónde?, y para llegar a esas conversaciones, pues hay que involucrar a los papás y mis papás no estaban, pues como los clásicos no por la preocupación, era como más de un título ¿Dónde?, o sea, ¿por qué?, y esto fue la batalla, que me dieran chance de perseguir eso y no estar estresados por el papel, el título, y de qué vas a vivir y de qué vas a comer.
Tampoco nunca pensé que fuera tan complejo y tan sufrido llegar a donde estoy, o sea, y poder sobre todo, vivir de eso; me tardé, me fui a los 24 años y me tardé 10 años en poder ganarme la vida de eso.
¿Qué hacías antes?
Fui maestro de ping pong, maestro de fútbol, albañil, trabajé de mesero, trabajé de maestro de basquetbol, hice jardinería, pinté casas, fui asistente, de todo.
Escuchar a jóvenes como tu llena de orgullo, jóvenes que saben el camino que quieren…
No lo voy a decir yo como si fuera predicando eso, pero creo que ahorita lo que pasa con los chavos que veo, porque ahora me buscan, pues afortunadamente me encanta ayudar, si puedo y te das cuenta que en la primera cosa que les digo, haz esto, lo quiero muy fácil, o sea, y a la semana o al mes dependiendo la persona que se da cuenta que no es tan fácil llegar, es una cultura de abandono, es como de: no me gustó o pensaba que este compa me iba a poner ahí y en realidad son muy pocos los casos.
A veces aunque quieras ayudar no puedes y a veces también en vez de ayudar perjudicas, porque se lo das muy fácil, yo lo veo también muy seguido, a mí como tenía tanto deseo de hacerlo no había marcha atrás, para mí era morir, era llegar o morir, punto. Entonces con esa misma filosofía me fui sin dinero, mis papás no me apoyaron económicamente y me fui a los 24, sin carreras, sin nada, sin haber estudiado.
¿Cómo fueron esos primeros pasos para estudiar cine?
Encuentro información leyendo y preguntando que hay dos escuelas de cine en México, en ese entonces, ahora hay más que es el CCC y el CUEC, y pues de esas escuelas en ese entonces ya no sé si cambiaron el formato, aceptaban 15 estudiantes a nivel nacional y de esos 15, 2 eran para foráneos, entonces básicamente estás compitiendo contra todos para tres lugares y pues de tanto insistirle a mi papá, me hizo un trato como, bueno, voy a presentar el examen, pero si no entras ya, se me hacía un poco radical porque pues bueno, hay otros países donde puedes estudiar no necesariamente tiene que ser en México, pero también entendía yo que ellos están frustrados porque sí, cuando terminé la prepa, después de reprobar un año, los hijos de sus amigos van entrando a la universidad, entonces yo me quedo un poco atrás y ese creo, que los ponía muy estresados.
Se está pasando el tiempo. Entonces me dejaron ir a presentar dos exámenes, me fui en el ADO a las 12 horas, entonces llegué súper dormido apretando los exámenes, fue el examen más difícil de que he visto en toda mi vida y yo me acuerdo que desde que salí dije, no voy a entrar, sorpresivamente en el CUEC, llegué hasta como la tercera, porque son cinco etapas o cuatro, no me acuerdo, pasé a la tercera etapa pero no le llegue, no, no entré, entonces ahí ya es donde empieza uno de los momentos más oscuros por no tener otra mejor palabra.
Al momento de estar en Tampico otra vez con la moral súper baja, yo me sentí roto, dije yo antes creía que si no podías estudiar cine, no podía ser cineasta y eso no es cierto, pero sin orientarte sin alguien que te diga, sin alguien que te dé una palabra de aliento, al contrario, te están diciendo ya ves, es por acá; y si algo tengo yo es que no me gusta que me digan que no, o que no puedo hacer algo.
Me dije: ¿qué pasa si presentó en Estados Unidos? Investigué en Texas, pasé el examen de admisión en Texas, pero es carísimo, un semestre era vender toda el alma al diablo, despapar la casa y todo, y todavía no te alcanza, entonces me empezó a caer el veinte de que no, que a lo mejor el camino del cine, de la escuela, no era para mí, pero no me cuadraba porque yo pensaba que necesitaba estudiar cine.
Y entonces llegó una alerta del destino…
Mi mamá fortuitamente al azar, conoce a una persona en el parque, que es la mamá del hijo del papá del hermano del primo del cuñado del sobrino que tiene un amigo, que tiene un hijo que se llama Alejandro Monteverde, que es otro cineasta aquí tampiqueño muy talentoso y resulta que ese chavo estaba en Tampico visitando a sus papás.
Él había estudiado en la Universidad de Texas en Austin, entonces yo estaba en mi casa y me acuerdo que mi mamá llegó con un papelito así gritando toda emocionada, yo pensé que era un cachito de lotería y me acuerdo que me dijo: conocí esta persona, este es un chavo de Tampico que estudió cine, aquí está el teléfono.
Alejandro Monteverde fue el director de la laureada y polémica película “Sonido de Libertad”, con Jim Caviezel (La Pasión de Cristo) y Eduardo Verástegui, donde aborda la temática de la trata de niños.
Le hice muchas llamadas, no me contestaba, averigüé dónde vivía, estaba a 8 cuadras de mi casa, entonces me fui corriendo, toqué la puerta sin pensarlo, lo esperé dentro y me dijo; nunca se me van a olvidar las primeras palabras que me dijo: ¿tú eres Alonso?, y yo sí, si me llamo Alonso, y me respondió: “perseverancia es lo que necesitas para ser cineasta y encontraste mi casa, pásale, te voy a enseñar mis cortometrajes”.
Y a mí me causó mucha impresión y de ahí me agarré, dije este es, de quien me tengo que agarrar. Años después cuando terminé viviendo con él casi 10 años en su casa en Los Ángeles y me dijo una vez: de haber sabido cuando abrí la pinche puerta que ibas a estar aquí 10 años no te hubiera abierto.
¿Cómo creas tu primer cortometraje?
Alejandro me deja tarea y ahí es donde en realidad empieza mi primer cortometraje, tenía 24 años, fue mi primera cosa que hice, se llama “Historia de un Letrero”, me imagino que lo han visto aquí en la zona, y yo le empecé a escribir, mis guiones, pero a manera de cuento, no con un formato o estructura de guión, y me los bateaban, me los bateaban, y es que en el me cuenta la historia o la anécdota, ahora lo voy a decir claramente de dominio público, que es la historia de un letrero, entonces yo escribí mi versión a manera de cuento e intenté buscar apoyo en Tampico.
Fui a pedir dinero, nadie me dio dinero, busqué cámaras en Televisa, no me las prestaron, entonces…
Lo que pasa es que no viniste aquí a ALTHER, aquí te lo estuviéramos dado todo…
Bueno, y no estaban las cámaras que tienen ahorita aquí ustedes, en que son más accesibles, entonces, pero yo sí me tuve muy en serio en tratar de encontrar el equipo más profesional que yo pudiera en ese momento. A través de un amigo mío, él me prestó la cámara que en aquel entonces estaba se llama talento digital, si no me acuerdo, me presta la cámara y yo me fui al asilo de ancianos, pedí una silla de ruedas para hacer un Dolly y mis amigos que estaban estudiando ingeniería, les di la silla de ruedas y me construyeron un Dolly, se lo llevaron, lo taladraron y le pusieron niveles, pues ya tenía un Dolly.
El boom lo hice con una escoba y una esponja y me fui a grabar el cortometraje con Mauricio Muela, que también está aquí, que estuve con él, sale mi primer película y le prometí que lo iba a poner en mi primer película, 14 años después, lo puse; y pues hice ese corto y ahí por el resto de historias, eso para mí fue un corto muy exitoso, no nada más por todo la lo que pasó con los premios, que gané bastantes premios y se fue al Congreso de Estados Unidos y me lo compró y una aerolínea, ese corto sigue todavía, me sigue pidiendo la gente, y bueno lo edité yo con Alejandro y lo terminamos juntos y entonces él me dijo: ¿sabes qué?, realiza otro, tienes madera”.
En el transcurso de mi segundo cortometraje, entre 2007 y 2008, pasa lo de la controversia del corto del letrero con el Festival de Cannes, y lo que aparte de todo el relajo que se armó, lo que a mí sí me dejó es que el Presidente de México, el gobernador de Tamaulipas y el alcalde de ese entonces, todos me dieron dinero en efectivo como premio.
Entonces todo ese dinero me permitió comprar todo lo que necesité y con base a la atención del cortometraje, pues ahora los hoteles me los patrocinaban, la Coca-Cola me quería dar refrescos, ahora hasta Televisa me ofreció las cámaras, ya ahora sí me querían ayudar y ahora yo les dije que no, porque yo iba a querer filmar en formato cine.
Siguieron los trabajos para ti…
Ahora sí, un tercer cortometraje pero con mucho diálogo, o sea, que este corto sea donde yo pueda demostrar que manejo el diálogo, el subtexto, las actuaciones, muy bien y entonces esta fue la tercera y terminé filmando un cortometraje de 750 mil dólares, que fue el presupuesto y es una historia que se desarrolla en Alemania en el siglo 17, y lo filmé en Universal Studios, de hecho fui el primer mexicano, el más joven, en filmar en Universal Studios con ese corto.
Y ese corto sí me cambia la vida porque ganó arriba de 30 premios internacionales, estaba en consideración para los Oscares en 2013 y básicamente me abrió una carrera, me consiguió un manager, lo vio y me habló, te quiero firmar y HBO, un ejecutivo de HBO en Nueva York, yo gané un festival de cine en Nueva York, ella estaba de jurado y le gustó mucho el corte y me llamó y me dice, oye, ¿te interesaría hacer televisión en Estados Unidos?, y yo claro, obvio, y ahí empieza otra rama que se abre que podía ser buscar la manera de entrar a hacer episodios de televisión, en shorts de televisión. Estoy haciendo como 10, 11 episodios al año.
¿Y cómo te fue con el espisodio 8 de la serie Twilight Zone, el de American Horror Story? Pero sobre todo en del Twilight Zone, que te toca dirigir, llamado Small Times, ¿qué harías si a ti te llega esa maqueta de Tampico, con magia para ayudar a los ciudadanos, te toca en este camino, en estos 16 años que has estado en los Estados Unidos ir y venir y supongo que has visto un cambio en Tampico, si tuvieras eso, ¿qué le harías? ¿qué le agregarías a Tampico?
Primero agarraría los aliens, agarraría a Televisa, que los aliens le aventarán unos rayos a Televisa (ríe); no, pues muchas cosas, o sea, yo pondría escuelas de cine, haría un festival de cine, haría de Tampico de alguna manera unos estudios, tenemos mar, unos estudios, unos tanques para poder filmar en el agua y pavimentar las calles bien, y poner a los troleteros en cada esquina; saludos a don Tomás, voy para allá a comprarle.
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