Google, el gigante tecnológico que domina el ecosistema digital global, se enfrentará a un juicio clave en septiembre tras ser acusado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) de mantener ilegalmente un monopolio en el mercado de la tecnología publicitaria.
El proceso legal, que se desarrollará en un tribunal federal en Alexandria, Virginia, marcará un hito en los esfuerzos de las autoridades estadounidenses por frenar lo que consideran prácticas anticompetitivas en el sector digital. De acuerdo con la demanda interpuesta, Google habría utilizado su posición dominante para manipular el mercado de anuncios en línea, imponiendo barreras a la competencia y perjudicando tanto a anunciantes como a editores.
El DOJ, junto a ocho estados, sostiene que la compañía violó la Ley Sherman al adquirir empresas clave del ecosistema publicitario digital, como DoubleClick y AdMeld, y al integrar verticalmente sus servicios para favorecer sus propias plataformas frente a las de sus competidores. Según los fiscales, esto habría permitido a Google controlar múltiples etapas del proceso publicitario digital —desde la compra hasta la subasta y publicación de anuncios—, creando un “conflicto de intereses inherente” que distorsiona el libre mercado.
“Google se ha insertado en todos los niveles del sistema de publicidad digital y ha abusado de su posición para eliminar a sus rivales y aumentar sus propios ingresos”, declaró el fiscal general adjunto Jonathan Kanter.
Google ha rechazado las acusaciones, alegando que sus herramientas publicitarias benefician a pequeñas empresas, a los consumidores y a la libre competencia.
“El gobierno está intentando elegir ganadores y perdedores en un sector altamente competitivo”, señaló un portavoz de la empresa. La compañía ha solicitado la desestimación del caso, pero el juez federal Thomas Ellis rechazó esa moción, permitiendo que el juicio avance.
El caso es observado de cerca por toda la industria tecnológica, medios de comunicación y reguladores globales. Un fallo adverso podría obligar a Google a desinvertir partes clave de su negocio publicitario, lo que alteraría profundamente el equilibrio del mercado digital y sentaría un precedente legal para futuros litigios antimonopolio contra otras grandes tecnológicas.
A medida que se acerca la fecha del juicio, el caso refleja el creciente escrutinio que enfrentan las grandes plataformas digitales no solo en Estados Unidos, sino también en Europa y otras regiones del mundo donde se debaten marcos regulatorios más estrictos para garantizar una competencia leal en la economía digital.