Una investigación reciente encabezada por científicos de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou (China) y publicada en Nature Medicine pronostica que, de no modificarse la situación actual, la carga global de estas resistencias aumentará un 2,4 por ciento antes de mediados de siglo.
La resistencia a los antimicrobianos representa una de las principales amenazas para la salud pública a nivel mundial; en 2021 provocó 1,4 millones de muertes —principalmente en países de ingresos medios y bajos— y se estima que para 2050 la cifra ascienda a dos millones.
Una investigación reciente liderada por científicos de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou (China) y publicada en Nature Medicine anticipa que, si no se toman medidas, la carga global de estas resistencias aumentará un 2,4 por ciento antes de mediados de siglo.
La resistencia a los antimicrobianos ocurre cuando bacterias, virus, hongos y parásitos sufren mutaciones que los vuelven inmunes a los medicamentos, lo que complica el tratamiento de las infecciones, incrementa el riesgo de propagación de enfermedades y facilita la aparición de formas más graves de estas.
Como consecuencia, sin antimicrobianos eficaces, se pone en riesgo la salud global en contextos críticos como las cirugías o los tratamientos de quimioterapia contra el cáncer, entre otros.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), enfrentar esta problemática global exige acciones multisectoriales urgentes, como disminuir el uso inadecuado de antibióticos e implementar medidas de control de infecciones, entre ellas garantizar el acceso a agua potable y saneamiento adecuado.
No obstante, el cambio climático y el incumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible están acelerando esta crisis sanitaria mundial.
Reforzar las estrategias
Durante la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas, los líderes globales firmaron una declaración en la que se comprometieron a reducir en un 10 por ciento, para el año 2030, las 4,95 millones de muertes humanas vinculadas a la resistencia bacteriana.
Sin embargo, gran parte de los esfuerzos se han centrado en corregir el uso excesivo de antibióticos, dejando de lado otros factores relacionados con el cambio climático y las condiciones socioeconómicas.
Con el objetivo de evaluar el impacto de estos factores socioeconómicos y ambientales sobre la resistencia bacteriana, el equipo dirigido por Lianping Yang, de la Universidad Sun Yat-sen, analizó 4.502 registros correspondientes a 32 millones de aislados de seis patógenos bacterianos clave resistentes a los antimicrobianos, recolectados en 101 países entre 1999 y 2022.
A través de modelos de proyección, los investigadores examinaron la influencia de los factores medioambientales, socioeconómicos y de políticas públicas en las tendencias globales de la resistencia a los antimicrobianos.
Sus hallazgos indican que, en el peor escenario de adaptación al cambio climático —en el que las temperaturas globales aumentarían entre 4 y 5 °C hacia finales de siglo—, la resistencia a los antimicrobianos podría incrementarse un 2,4 por ciento para el año 2050, en comparación con un escenario de bajas emisiones.
La cifra varía desde un 0,9 por ciento en los países de ingresos altos hasta un 4,1 y un 3,3 por ciento en los países de ingresos medio-bajos y bajos, respectivamente.
Los investigadores también identificaron que los avances en desarrollo sostenible —como la disminución de los gastos sanitarios directos, la expansión de la cobertura de vacunación, el aumento de las inversiones en salud y la garantía de acceso universal a servicios de agua, saneamiento e higiene— podrían reducir la prevalencia futura de la resistencia a los antimicrobianos en un 5,1 por ciento.
Este impacto sería mayor que el logrado mediante la reducción del consumo de antimicrobianos, cuya disminución, según las proyecciones, reduciría la prevalencia de estas resistencias en un 2,1 por ciento.
Ante estos hallazgos, los autores hacen un llamado urgente a tomar medidas que aborden factores socioeconómicos y medioambientales más amplios, más allá del mero control en el uso de antibióticos, para enfrentar eficazmente esta grave amenaza.