Redacción
La pelea entre Elon Musk y Peter Navarro, asesor comercial senior de Donald Trump, ha escalado públicamente, centrada en desacuerdos sobre la política de aranceles de EE.UU. y el rol de Tesla en la manufactura estadounidense.
El conflicto comenzó a finales de marzo, cuando Musk expresó en X su escepticismo sobre los aranceles masivos de Trump, argumentando que incluso Tesla, una empresa estadounidense, se vería afectada negativamente.

Navarro, arquitecto clave de estas tarifas, respondió el 7 de abril en CNBC, llamando a Musk un «ensamblador de autos» en lugar de un fabricante, sugiriendo que Tesla depende de piezas extranjeras baratas (como baterías de Japón y electrónica de Taiwán), mientras que la administración busca fomentar la producción local, como neumáticos en Akron o motores en Flint.
El 8 de abril, Musk contraatacó en X, calificando a Navarro de «verdadero idiota» y «más tonto que un saco de ladrillos», afirmando que sus declaraciones eran «demostrablemente falsas».
Musk defendió a Tesla, destacando que es el fabricante de autos más integrado verticalmente en EE.UU., con el mayor porcentaje de contenido estadounidense, y ridiculizó a Navarro al mencionar a «Ron Vara», un experto ficticio que Navarro inventó en sus libros.
También lo llamó «Peter Retarrdo» en varios posts, intensificando los insultos. Kimbal Musk, hermano de Elon, se unió a la crítica, tildando a Navarro de «estudiante de C-menos» inepto para manejar la política comercial.
Navarro, por su parte, minimizó el enfrentamiento el 7 de abril, diciendo a CNBC que «todo está bien con Elon», pero insistió en que Musk defiende intereses personales como «vendedor de autos».
La Casa Blanca, a través de la secretaria de prensa Karoline Leavitt, restó importancia al choque el 8 de abril, afirmando «los chicos serán chicos» y permitiendo que la disputa pública continúe.
El conflicto expone una división dentro del círculo de Trump: Navarro aboga por un proteccionismo agresivo, mientras Musk, aliado influyente y jefe de la iniciativa DOGE, critica los aranceles por su impacto económico negativo, reflejando tensiones más profundas en la coalición MAGA sobre el comercio global.