Redacción
En los últimos años, Rusia ha estado trabajando en el desarrollo de una vacuna contra el cáncer, un proyecto que ha generado gran interés a nivel mundial.
Según declaraciones de autoridades y científicos rusos, como el presidente Vladimir Putin y Alexander Gintsburg, director del Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, esta vacuna no es preventiva, sino terapéutica, diseñada para tratar a pacientes que ya tienen cáncer.
Utiliza tecnología de ARNm, similar a la empleada en vacunas contra el COVID-19 como Sputnik V, y se personaliza para cada paciente, adaptándose a las características específicas de su tumor.
El desarrollo comenzó alrededor de 2022, y hasta abril de 2025, la vacuna se encuentra en una etapa avanzada de ensayos preclínicos, con resultados prometedores en animales, como la reducción de tumores en roedores (hasta un 80% en algunos casos).
Se espera que las pruebas en humanos comiencen a finales de 2025, según anuncios del Centro Gamaleya. La vacuna busca entrenar al sistema inmunológico para reconocer y atacar células cancerosas, suprimiendo el crecimiento tumoral y, potencialmente, las metástasis.
Aunque se ha mencionado que podría ser gratuita para los ciudadanos rusos y que tiene un costo estimado de producción de unos 3,000 dólares por dosis, aún no está claro qué tipos de cáncer tratará específicamente ni su eficacia definitiva en humanos, ya que los ensayos clínicos están pendientes.
Expertos rusos, como el oncólogo Andrey Kaprin, han destacado su potencial como una herramienta adicional en la lucha contra el cáncer, aunque no reemplazaría los tratamientos tradicionales a corto plazo.
A pesar del optimismo, la comunidad científica internacional espera más datos concretos para evaluar su impacto real.