El profesor de historia Martin Russell, quien ha enseñado sobre la Edad Dorada en Richardson High School en Texas, ha notado un cambio significativo en el aula desde que ocho escuelas del distrito implementaron una política que obliga a los estudiantes a guardar sus teléfonos en bolsas especiales desde el inicio hasta el final del día escolar.
Cada mañana, antes de las 9 a.m., los 2,800 estudiantes deben colocar sus teléfonos en bolsas proporcionadas por el distrito, las cuales se cierran con imanes y permanecen inaccesibles durante el día. Los estudiantes sólo pueden desbloquear las bolsas al final del día.
Russell observó que esta medida ha llevado a un aumento en la participación de los estudiantes. “Ahora están más comprometidos y hacen preguntas en lugar de distraerse con sus teléfonos”, comentó.
El Distrito Escolar Independiente de Richardson, que cuenta con 12,000 estudiantes en secundaria y preparatoria, es parte de un creciente movimiento para restringir el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas, abarcando también áreas como pasillos y cafeterías. La tecnología detrás de esta iniciativa es una bolsa magnética de $30 fabricada por Yondr, una startup que comenzó en San Francisco y ha expandido su presencia en el sector educativo.
La creciente preocupación por los efectos negativos de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes ha impulsado a más escuelas y estados a implementar restricciones similares. Las leyes que limitan el uso de teléfonos en las escuelas están en aumento, con estados como Florida, Luisiana e Indiana ya implementando regulaciones y otros como California y Nueva York considerando medidas similares.
Yondr, que antes se enfocaba en el entretenimiento, ahora ha centrado su negocio en el sector educativo. Con contratos que superan los $300,000 en varios distritos escolares, la empresa ha demostrado su eficacia en la mejora del ambiente escolar y el rendimiento académico, aunque ha enfrentado desafíos como la resistencia de estudiantes y padres, así como la aparición de videos en redes sociales que muestran cómo burlar las bolsas.
La empresa ofrece no solo las bolsas, sino un programa integral de soporte para ayudar a las escuelas en la implementación de estas políticas. La respuesta a esta medida ha sido en gran parte positiva, y Yondr ha visto un aumento en la demanda de sus productos a medida que las escuelas reconocen los beneficios de reducir las distracciones tecnológicas.
A pesar de la oposición de algunos padres que temen por la seguridad y la capacidad de comunicación en emergencias, los administradores escolares y expertos en seguridad apoyan la medida, argumentando que los teléfonos pueden interferir con protocolos de seguridad en situaciones críticas. La iniciativa de Yondr ha demostrado ser un éxito en muchas escuelas, generando un ambiente escolar más enfocado y colaborativo.