Hace aproximadamente cincuenta años, el dramaturgo inglés Trevor Griffiths escribió Comedians, una obra que exploraba los diferentes enfoques que un comediante puede adoptar al crear su arte. Griffiths identificaba dos caminos principales: el primero, el de escribir únicamente para entretener y hacer reír, transformando la comedia en “dulces de colores” que “pudren los dientes”. El segundo, más valioso a su juicio, consistía en escribir la verdad y convertir la rutina en una “medicina” que nos ayude a descubrir “nuestro dolor y nuestra belleza”. Según Griffiths, todo artista enfrenta esta decisión, y el verdadero valor de la creación se mide por la elección que hagan.
Esta perspectiva puede aplicarse a cualquier forma de arte y performance. La dualidad de esta teoría se refleja en la literatura, la televisión, el cine e incluso la música. Los artistas enfrentan una elección similar. En una conversación para la portada de Vogue Hombre, que marca su regreso oficial a la industria musical, Sebastián Yatra expresa: “Cuando una persona escucha una canción mía, yo dejo de importar. Lo importante es que [las personas] encuentren su historia en ella, que comprendan lo que les transmite y que se identifiquen con eso.” Al reflexionar sobre sus palabras, es evidente cuál es el camino que ha decidido seguir.
“Yo tengo que hacer una canción como si no me hubiese escuchado nadie en la vida y siempre me pregunto, parce, cómo hago para que la canción por sí sola logre llegar a donde tenga que llegar, que tenga vida propia sin importar quién la cante. No importa quién cante una canción al final del día.” Esta declaración puede sorprender de alguien que ha alcanzado hitos como convertirse en uno de los artistas latinoamericanos más escuchados de la última década, y que interpretó en los Oscars la canción más emblemática de Encanto, la película clave en la última fase de Disney. Para Sebastián Yatra, la música va más allá de esos “dulces de colores”. Es un espacio profundo y significativo que, a diez años de su carrera, cobra una importancia mayor que nunca.