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21 septiembre,2024
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Economía

El IMEF advierte que las reformas constitucionales podrían llevar a México a perder su grado de inversión.

El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) ha señalado que si México continúa con las reformas constitucionales actuales, podría perder su grado de inversión. Esta situación, que ha afectado a otros países, podría llevar a una depreciación significativa del peso y al aumento de las tasas de interés, con efectos perjudiciales prolongados.

Víctor Manuel Herrera, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, explicó que perder el grado de inversión no solo implica caer a una categoría de bono chatarra, sino que también salir de esa situación puede tomar al menos una década. Citó el caso de Colombia, que, tras perder su grado de inversión con una calificadora, enfrentó una depreciación del 30% de su moneda y aún lucha por recuperar su estatus. Brasil, que perdió su grado de inversión hace 10 años, aún no ha logrado recuperarlo y podría tardar otros 10 años en hacerlo.

Herrera recordó que México tardó 12 años en alcanzar el grado de inversión, desde 1990 hasta 2002, y perderlo ahora retrasaría al país y complicaría la recuperación, especialmente con los altos niveles de déficit público y la amenaza a la autonomía institucional.

El IMEF también advirtió que una posible pérdida del grado de inversión podría llevar a una salida de capitales y a un aumento en las tasas de interés, tanto internas como externas. Esto podría desalentar la inversión y afectar negativamente el crecimiento económico, especialmente si se consideran otras reformas en discusión y la amenaza a la permanencia de México en el TMEC.

José Domingo Figueroa, presidente del IMEF, añadió que la desaparición de organismos autónomos, como la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), generaría desconfianza entre los inversionistas. Estos organismos, al ser técnicos y especializados, son cruciales para evitar la intervención gubernamental sesgada y asegurar decisiones técnicas imparciales en los mercados. La falta de estos órganos podría impactar negativamente en los consumidores y la economía en general.

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