Redacción
España ha mostrado un apoyo activo a China en el contexto de la reciente escalada de tensiones comerciales, particularmente tras la imposición de aranceles del 145% por parte de Estados Unidos a productos chinos.
Durante una visita oficial a China el 11 de abril de 2025, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, destacando que España considera a China un socio clave para la Unión Europea.
Este posicionamiento busca diversificar las alianzas comerciales de España y reducir el déficit comercial con China, que en 2024 alcanzó los 37.709 millones de euros, representando el 94% del desequilibrio comercial español.
Sánchez abogó por fortalecer la cooperación económica, promoviendo un comercio más equilibrado y explorando oportunidades en sectores como la transición verde y la tecnología.
España también ha rechazado una confrontación directa con China, alineándose con un enfoque de la UE que ve al país asiático como socio, competidor y rival sistémico, pero priorizando el diálogo para evitar una guerra comercial.
Esta postura ha generado críticas de EE. UU., que advierte sobre los riesgos de una mayor dependencia de China, mientras Beijing aprovecha la oportunidad para posicionarse como un aliado más confiable para Europa frente a la incertidumbre generada por las políticas estadounidenses.