En días recientes, el presidente Andrés Manuel López Obrador enfatizó que problemas como el aumento en el consumo de drogas, como el fentanilo, están relacionados con una pérdida de valores culturales. Asimismo, comparó el uso del vapeador con el del fentanilo, reafirmando su insistencia en concretar la prohibición de los dispositivos de vapeo.
Por otro lado, en los últimos años, los vapeadores y cigarros electrónicos han ganado popularidad como alternativas al cigarro. Estos dispositivos, impulsados por la tecnología y la búsqueda de opciones menos nocivas para la salud, han generado un intenso debate entre defensores y detractores, como AMLO.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua, ENSANUT 2022, en México hay 1.3 millones de consumidores de estos productos, y alrededor de 500,000 usuarios adolescentes. Al ser productos sin reglamentaciones claras, las casi 2 millones de personas que los consumen no tienen certeza no sólo de qué están consumiendo, sino a quién se le está comprando.
Así mismo, en su última revisión (2024), Cochrane Library encontró evidencia sólida de que los cigarrillos electrónicos, también conocidos como vapes, pueden ayudar a las personas a dejar de fumar con mayor efectividad.
Esta actualización del estudio de Cochrane Library incluye 88 estudios científicos en más de 27,000 participantes, una adición de 10 estudios desde la última actualización en 2022. A continuación, pros y contras de vapeadores y cigarros electrónicos que se pueden deducir según los estudios mencionados:
Pros:
- Mucho menos dañino para la salud: Uno de los argumentos a favor de los vapeadores y cigarros electrónicos es que son considerados por la ciencia mucho menos dañinos que el cigarro tradicional. Al no involucrar la combustión del tabaco, se reduce la cantidad de sustancias tóxicas y carcinógenas liberadas durante el consumo. De hecho, en algunos países desarrollados se usan como parte de los programas de salud pública para ayudar a la gente a dejar de fumar.
- Posibilidad de controlar la nicotina: Los vapeadores que se venden de manera regulada en países donde su comercialización está legislada, permiten ajustar la cantidad de nicotina en el líquido, brindando a los usuarios la posibilidad de reducir gradualmente su dependencia. Esto es también una manera clara en la que en varios países se evita el consumo entre adolescentes o de nuevos adictos.
Contras:
- Falta de regulación y estándares claros: En México no sólo no hay una regulación efectiva de los vapeadores y cigarros electrónicos, sino que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha comenzado una iniciativa de ley para prohibir y castigar la venta y uso de cualquiera de estos productos. Hasta ahora y desde el primer decreto en 2020, la prohibición de los vapeadores no solo no ha hecho que el consumo de los mismos haya disminuido, sino que deja en el desamparo a los millones de consumidores del país, y ha generado que aparezcan productos de dudosa procedencia en el mercado.
- Atracción a los jóvenes: Al no haber control sobre su venta, la mayoría de los productos que se venden en la calle son de procedencia dudosa y no tienen restricciones sobre a quién se le venden. Esto facilita el acceso a vapeadores de contrabando a menores de edad, además de que fomenta su venta con sabores y colores atractivos destinados a niños, incluso en entornos escolares, lugares recreativos y a través de redes sociales. Esta situación es preocupante, ya que la nicotina, incluso en formas aparentemente más seguras, puede ser dañina para el desarrollo cerebral en adolescentes.
- Crimen organizado. La alta demanda por vapeadores y cigarros electrónicos ha abierto una oportunidad que el crimen organizado no ha desaprovechado. El mercado negro ha incursionado en la venta ilícita de vapeadores, inundando calles y colonias con productos que pueden resultar mucho más nocivos para la salud y que evaden cualquier intento del gobierno por prohibir.