En América Latina y el Caribe, la mitad de la fuerza laboral trabaja en la economía informal, una situación que alcanza más del 70% en la mayoría de los países de la región, con Bolivia superando el 80%, mientras que Chile y Uruguay registran las tasas más bajas, alrededor del 24%. Esto fue informado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el jueves pasado.
Para abordar esta problemática, la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la OIT lanzó la Estrategia de Formalización para América Latina y el Caribe 2024-2030 (FORLAC 2.0). Según la directora regional, Ana Virginia Moreira, esta estrategia subraya que la informalidad representa un gran obstáculo para alcanzar el trabajo decente y la justicia social en la región, requiriendo acciones urgentes y renovadas por parte de los gobiernos y los actores sociales.
La OIT destacó que la mayoría de los trabajadores informales en la región son trabajadores por cuenta propia y empleados en micro y pequeñas empresas (mypes), con una significativa diferencia entre la informalidad rural (75.4%) y urbana (44%). Los sectores con mayor informalidad son la agricultura y la construcción.
Además, los trabajadores informales tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres que los trabajadores formales, afectando principalmente a mujeres, jóvenes, grupos étnicos específicos, migrantes y personas con menor educación.
La FORLAC 2.0 de la OIT busca promover políticas integradas e innovadoras que fomenten el trabajo decente y la justicia social, abordando tanto el reconocimiento y cumplimiento de derechos laborales como las causas estructurales de la informalidad, como la baja productividad y la falta de coherencia entre políticas de empleo y desarrollo de habilidades y protección social.