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5 octubre,2024
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Las refinerías están adaptando su modelo operativo para alinearse con la era de las energías renovables.

La fase más crítica hacia la transición energética ha comenzado. La refinación, que a menudo se ve como contraria a este proceso, ha comenzado a transformar su operación. Algunas refinerías han cerrado para dar paso a plantas de petroquímicos o biocombustibles, o se han inhabilitado por completo.

A pesar de que países como México y Nigeria siguen invirtiendo en este sector, la industria de refinación enfrenta riesgos. Un análisis de Wood Mackenzie indica que alrededor del 20% de la capacidad de refinación podría cerrar, lo que representa 121 refinerías de un total de 465 analizadas. Según la consultora, “los márgenes de refinación empezarán a disminuir hacia 2030, a medida que la demanda de combustibles fósiles disminuya”.

La refinación de petróleo es un negocio que genera márgenes de rentabilidad reducidos. La recuperación de la demanda tras la pandemia permitió a las empresas obtener ganancias históricas, pero este impulso se ha debilitado recientemente. Un analista de la industria señala que los márgenes que anteriormente eran de decenas de dólares por barril están volviendo a niveles más normales.

En los últimos cinco años, la industria vivió un periodo excepcional debido a la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero en 2024 ya no hay efectos de estos eventos, y la presión por adoptar energías más limpias está afectando los márgenes de ganancia.

Europa y China enfrentan el mayor riesgo de cierres por la disminución de la demanda y regulaciones ambientales. Desde 2009, unas 30 refinerías han cerrado en Europa, donde todavía operan 90.

En la transición energética, grandes empresas como ENI, BP y Shell están vendiendo o transformando sus refinerías, cambiando su identidad de grandes petroleras a productoras de energía. Por ejemplo, Statoil se renombró Equinor para diversificar su portafolio. Shell ha vendido su refinería de Deer Park a Pemex y está convirtiendo otras instalaciones en plantas de biocombustibles.

A pesar de estos cambios, la Agencia Internacional de Energía informa que solo el 1% de la inversión mundial en energías limpias proviene de empresas de petróleo y gas, que siguen siendo una fuerza marginal en la transición energética. La volatilidad en los precios de los combustibles fósiles hace que este sector sea menos rentable y más arriesgado, especialmente para las refinerías.

A pesar del contexto de transición, se prevé que la capacidad de refinación aumente en los próximos años. La nueva refinería de Dos Bocas en México es un ejemplo de esta tendencia. La EIA estima que hacia 2028 se añadirán entre 2.6 y 4.9 millones de barriles diarios a la producción actual, que ya supera los 103 millones. Se proyecta que se abrirán alrededor de 25 nuevas refinerías, destacando una gran planta en India y otra en Nigeria, en regiones donde el uso de combustibles fósiles sigue en aumento.

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