Ciudad de México — Claudia Sheinbaum escribió ayer un nuevo capítulo en la historia de México al convertirse en la primera mujer presidenta del país. En un intenso y emotivo día, la nueva presidenta asumió el poder en la Cámara de Diputados, donde fue acompañada por casi una veintena de mandatarios internacionales y representantes de diversos organismos multilaterales.
Durante su discurso inaugural, Sheinbaum destacó la importancia de la transformación y el liderazgo femenino en la política. «Es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres», afirmó, subrayando que “por primera vez” las mujeres lideran los destinos de la nación. «Llegamos todas. México es un país maravilloso, con un pueblo extraordinario, somos una gran nación», añadió con fervor.
La ceremonia culminó con la entrega de la banda presidencial por parte de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, en un acto cargado de simbolismo que finalizó con un emotivo abrazo entre ambos líderes. Sheinbaum aprovechó la ocasión para agradecer a López Obrador, a quien describió como «el presidente más querido». «Hoy lo decimos con certeza y sin temor a equivocarnos, la historia y el pueblo lo han juzgado», expresó, despidiéndose con cariño: «¡Hasta siempre hermano, amigo, compañero Andrés Manuel López Obrador!».
Además, la nueva presidenta participó en un ritual indígena de purificación, simbolizando su compromiso con la diversidad cultural de México. En este marco, repasó los 100 compromisos de su gobierno, que abarcan desde políticas de igualdad de género hasta estrategias de sostenibilidad.
La jornada histórica no solo marcó un hito para la igualdad de género en la política mexicana, sino que también fue un llamado a la unidad y la transformación en el país. Con su mandato (2024-2030), Sheinbaum se propone enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro inclusivo para todos los mexicanos.