La marcha en conmemoración de la masacre de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968, se llevó a cabo el primer día del gobierno de Claudia Sheinbaum, quien ofreció disculpas por los trágicos sucesos en su conferencia de prensa inaugural. Sus palabras, que subrayaron la importancia de recordar la matanza en su 56 aniversario, fueron bien recibidas por los organizadores, aunque también exigieron justicia al nuevo gobierno.
Félix Hernández Gamundi, superviviente de la masacre y representante del movimiento, expresó que el pronunciamiento de Sheinbaum es un paso positivo hacia la justicia. La presidenta apoyó la petición de disculpas a través de un decreto que reconoce los actos de octubre de 1968 como «crímenes de lesa humanidad» cometidos por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Hernández Gamundi enfatizó que el decreto debe abrir caminos hacia la justicia, ya que han pasado más de 50 años desde la masacre. Aunque agradeció el gesto de Sheinbaum, también recordó que no es la primera vez que el Estado ofrece disculpas, y alentó a continuar con las movilizaciones.
La marcha, que comenzó en la Plaza de las Tres Culturas y terminó en el Zócalo, reunió a miles de participantes, incluidos sobrevivientes, organizaciones estudiantiles y sindicatos. Francisco Romero López, otro sobreviviente, comentó que aunque las disculpas son bienvenidas, el pueblo mexicano nunca olvidará las masacres.
Algunos manifestantes expresaron su preocupación por lo que consideran un proceso de militarización en el país, que se ha intensificado bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y parece continuar con Sheinbaum. Mario Muñoz, un asistente a la marcha, criticó la militarización de la Guardia Nacional, considerándola una “pésima decisión”.
Rafael Morales Salinas, quien también estuvo presente en 1968, dijo que, aunque ve positivamente la petición de perdón, considera que es insuficiente, ya que muchos responsables de la masacre siguen sin ser juzgados.
El evento, organizado por el Comité 68 Pro Libertades Democráticas, también incluyó la participación del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres. Al final de la marcha, se registraron disturbios entre fuerzas de seguridad y algunos manifestantes encapuchados, quienes lanzaron objetos incendiarios y piedras.