En Guanajuato, el cierre de los días de recuerdo para aquellos que ya no están se transforma en un acto artístico efímero, reflejando la fugacidad de la vida. Desde hace 17 años, la tradición de los Tapetes de la Muerte en la capital guanajuatense no solo añade un toque artístico a las festividades del Día de Muertos, sino que también fortalece el lazo entre los jóvenes y su ciudad.
Verónica Chacón, coordinadora de eventos internacionales de la Asociación Civil Manos Unidas de Guanajuato, relata cómo surgió esta idea. “Identificamos un homenaje a los muertos en las calles, con la macro ofrenda de la universidad y la muestra ‘Muerte en Cartelera’, donde estudiantes de la Escuela de Artes creaban obras de arte. Nos preguntamos, ¿qué falta en el piso? La muerte está en todas partes”.
A pesar de los obstáculos iniciales —solo 14 jóvenes participaron en la primera edición y enfrentaron lluvia y resistencia— el entusiasmo fue contagioso. “Poco a poco, más escuelas se unieron y nos capacitamos en el arte del alfombrismo”, recuerda Chacón.
A medida que creció el interés, los tapetes comenzaron a llenar lugares emblemáticos de la ciudad. Sin embargo, la llegada de la pandemia amenazó con interrumpir esta actividad al aire libre. Pero los jóvenes, apasionados por el proyecto, se adaptaron, creando tapetes en sus patios y compartiéndolos en redes sociales, llevando su arte al mundo.
Un elemento dramático se suma a esta celebración: la Muerte, que “destruye” los tapetes en un acto simbólico a las 10 de la noche. “El vestuario de la Muerte ha evolucionado gracias a la Compañía Regional de Danza de Guanajuato, que ha aportado su creatividad año tras año”, señala Chacón.
Así, los Tapetes de la Muerte se han convertido en un símbolo de conexión y creatividad, celebrando la memoria de quienes se han ido y la vida que continúa.