Redes de apoyo que potencian el liderazgo femenino en los negocios.
Por Lorena Martínez
Mientras esperaba ayer en el entrenamiento de fútbol de uno de mis hijos, conversando con otras mamás —que con el tiempo se han convertido en amigas, tribu y red de apoyo—, me surgió una reflexión clara: este grupo es, sin duda, parte fundamental de los stakeholders en mi vida profesional.
Al analizar los múltiples roles que asumimos como madres y profesionales, ya sea como emprendedoras o dentro de una organización, se vuelve evidente que el liderazgo femenino cobra cada día más relevancia en el entorno empresarial. Vivimos una dualidad compleja: se espera que trabajemos como si no tuviéramos hijos y que criemos como si no tuviéramos trabajo, el reel lo cuenta como chiste, pero es una realidad cotidiana.
Según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), 7 de cada 10 mujeres que participan en el mercado laboral son madres. En promedio, una madre trabajadora tiene 44 años y, además de su jornada laboral, dedica al menos 40 horas a la semana a labores del hogar. Es decir, estamos hablando de una doble jornada que pocas veces se visibiliza como debería.
Si nos vamos a una escala más cercana —nuestro celular—, basta con observar los grupos de mensajería relacionados con actividades académicas o extracurriculares de nuestros hijos. En varios de estos, he notado que al menos el 70% de los participantes son mamás. De ellas, entre el 50 y 60% trabajan, y dentro de ese grupo, alrededor del 80% tienen empleos formales con horarios y responsabilidades que debemos cumplir.
Es aquí donde estos “grupos de mamás” se transforman en redes de soporte. Nos apoyamos emocionalmente, nos cubrimos en las idas y vueltas, en las tareas, en las carreras contra el reloj, y también compartimos momentos de desahogo que nos permiten respirar profundo y seguir adelante.
Aunque afortunadamente la dinámica familiar ha evolucionado y cada vez más padres participan activamente en las responsabilidades del hogar, aún queda camino por recorrer para lograr un equilibrio verdadero y justo.
Por eso, en mayo —y todos los días— reconozco a cada madre que organiza toda una logística familiar: cuidando cada momento y buscando ese equilibrio entre el desarrollo profesional y personal. Porque sí, somos el Most Valuable Player de nuestros hogares, y eso, sin duda, es el mejor negocio.
Gracias a todas y todos mis stakeholders —mi tribu, mi equipo, mi familia— que hacen posible que me desarrolle, crezca y transforme vidas, tanto en el trabajo como en casa.