Redacción
En medio de una economía global volátil, México recupera atractivo. Las ventajas arancelarias del T-MEC y el reforzamiento del Plan México ofrecen un segundo aire al nearshoring, una estrategia que muchos ya descartaban.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, informó que el portafolio de inversiones activas ya alcanza 298,061 millones de dólares. Aseguró que ninguno de esos acuerdos fue cancelado. Para agilizar trámites, anunció la publicación de una ventanilla única este 21 de abril, con integración de procesos municipales, estatales y federales.
Si México logra reunir las condiciones clave que menciona Manuel Díaz, a las que se suma energía limpia, abundante y asequible y mano de obra calificada, entonces el Plan México puede convertirse en un verdadero motor de crecimiento.

La relocalización industrial regresa al radar. La política comercial de Estados Unidos encarece la producción en Asia y México vuelve a entrar en juego, coinciden analistas en desarrollo económico y comercio exterior.
“Sí, hay oxígeno para el nearshoring, pero no es inmediato. Es un proceso de largo aliento, como el que vivió China por décadas. El Plan México debe actualizarse, alinearse con la economía del siglo XXI, y sostenerse con disciplina, certidumbre y visión de futuro, señala Sofía Ramírez, directora de México ¿Cómo Vamos?
Ramírez destaca el enfoque del Plan México en investigación y desarrollo. Esa línea permitiría atraer inversiones en automatización, semiconductores y energía solar.
“Estados Unidos impuso aranceles superiores a 32% a países como China, Malasia o Vietnam. México tiene oportunidad si mejora su entorno y eleva el contenido nacional”, advierte.
Las metas todavía lucen modestas, pero alentadoras. El gobierno federal propuso integrar cadenas de valor nacionales en 10% de la industria, elevar el contenido nacional a 15% y sustituir importaciones por 36,646 millones de pesos. Una cifra menor, pero vista por especialistas como un buen arranque.
Para Manuel Díaz, analista político y experto en comercio exterior, el Plan México aún requiere ajustes. “Debe fortalecer el mercado interno. No resulta sano depender en casi 50% del PIB del comercio exterior”, dice.
La apuesta debe ser reducir esa exposición. “En lugar de perseguir la diversificación de mercados —que es un mito—, mejor impulsemos un mercado interno sólido”. Lo ideal sería que las plantas que se fueron a Vietnam, Camboya o Malasia regresen a México.
Díaz insiste en que México necesita resolver obstáculos clave. Hay que corregir infraestructura, seguridad, y certidumbre jurídica. “Esta es la segunda oportunidad para aprovechar la relocalización de empresas. El nearshoring ya se daba por perdido, muchos decían goodbye, pero tenemos un segundo aire”.